sábado, 1 de diciembre de 2012

Jauría de recuerdos.

Qué jauría, desmantelada en la noche,
Se esparce más allá del viento,
Se incorpora a lo infinito,
Qué jauría, brillando en la lejanía.

El entretenimiento de los insomníacos,
Danzando frente a ojos sin descanso,
Abalanzándose sobre recuerdos,
Resplandeciendo, viviendo, iluminando.

Qué noche tan llena de todo y tan vacía a la vez;
Pues entre la totalidad lo que vale es lo que no se ve,
Qué noche tan llena de todo y tan vacía a la vez;
Pues la memoria se encarga de catalizar el descafeine.

Cuesta asimilar la grandeza de lo inmediato,
Siempre está presente pero nunca se vale,
Nunca se toma en cuenta,
Nunca se aprecia, por más que en los ojos resbale.

Curioso que lo más importante resida en lo pequeño,
En aquellas cosas que no entran en nuestro campo visual,
O en su defecto, como la nariz, la tenemos justo delante de nosotros pero la apartamos de manera casual.

Qué jauría, desmantelada en la noche,
Qué heterogeneidad tan marcada,
Por un lado: la vida.
Y por el otro: la expectativa.
Oh, qué jauría.

Qué manada de visiones,
De recuerdos inmersos en canciones,
Qué noche tan fría,
Hasta hace confundir a las estrellas, con jauría.

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