domingo, 23 de septiembre de 2012

Divagancias.

Caminando por una montaña me di cuenta que el mundo se consigue en cada lugar. 

Salté a mi mente y bajé a la vida, 
Le di la vuelta a las voces en mi cabeza, 
Se hicieron fugaces los segundos en aquella cima, 
El universo se desplazó; se evaporó y quedé con mis ideas. 

"Olvida y continúa"                                        "No sigas perdiendo el tiempo"
           "Regresa"                              "No te rindas" 
                              "Es malo pensar"                     "Consigue un pasatiempo" 
"Ama" 

Las palabras volaban por el aire, 
Cual intenso blitzkrieg, se cruzaban. 

Se libró una guerra campal entre dos bandos, 
La antagonía era su fuerte. La situación, su catalizador. 

Las frases se estrellaban contra el presente, 
Y bajo ellas me encontraba yo, observando todo, esperando tomar una decisión 
(Sin caer en cuenta que ya, inconscientemente, había tomado una) 
Todo podía ser controlado con mi mente, 
Pero el corazón es terco y ya había emprendido su camino, se mostraba indiferente a la razón y a la lógica. 

El corazón ya sabía lo que buscaba, 
Y, 
    Aunque todo 
                        se tuviera que dar 
                                                   por pasos y escalones, 
                         Él ya estaba dispuesto 
    A esperar por 
Todo. 

A esperar por su calma, por su estrella fugaz, por su 11:11, por su trébol de cuatro hojas, por su deseo que la transportara a su lado, a mi lado. Una vez más, una última vez. 

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